jueves, 7 de abril de 2016

Actividades para trabajar la poesía

"La poesía es un arma cargada de futuro" dijo Gabriel Celaya. 
La poesía gusta a mis alumnos porque creo que encuentran en ella una especie de conexión, de refugio que, de algún modo, es reflejo de cosas que ellos sienten y que no saben expresar. Y si la poesía lleva la palabra "amor"... son capaces de encontrar su belleza, aunque ni la entiendan.
Es genial porque sienten la poesía, viven la poesía mucho más que los adultos que antes de todo eso queremos comprender la poesía.
Todas las actividades sobre poesía que se hagan con ellos son mucho más llevaderas y motivadoras, precisamente, por todo lo dicho antes.
Lo que ellos no saben, y este curso he intentado hacerles descubrir, es que la poesía está por todas partes. Ya lo decía Federico García Lorca "La poesía es algo que anda por las calles. Que se mueve, que pasa a nuestro lado. Todas las cosas tienen su misterio y la poesía es el misterio que tienen todas las cosas". Con el proyecto que hemos realizado en el segundo trimestre han podido comprobar que la poesía y el arte van de la mano y que están por todas partes, en los sitios más insospechados: en nuestras casas, en la calle, en el mobiliario urbano, en los coches, en las grietas... De aquí surgieron los abecedarios urbanos y los monstruos poéticos.
Para los abecedarios urbanos les dije que tendrían que hacer un trabajo para el que necesitarían el móvil y salir a la calle... ¡alucinaron! Debían buscar "letras" o figuras que les recordaran a estas por todas partes y hacerles una foto. Después tenían que elegir tres o cuatro letras, pensar una palabra con estas e inventar un breve poema (seis versos) que contuviera esas palabras.


Un paso más allá en nuestro empeño de unir arte y poesía y móvil en mano, debían buscar objetos, lugares... que parecieran monstruos,hacerles una foto y dedicarles un poema de ocho versos que los describiera o hablara de ellos.





Finalmente, el culmen de nuestro proyecto de Arte y Poesía ha sido la creación de un libro de sonetos. En un intento de imitar el libro Cien mil millones de sonetos que homenajea a Raymond Queneau, han tenido que escribir un soneto de amor o de humor, que contuviera cinco palabras que yo les daba (para los de amor: tenedor, calcetín, tenebroso, despeluchado y fregar; para los de humor: lágrimas, tristeza, desolado, antinuclear y barrer), debían respetar la estructura de dos cuartetos y dos tercetos, además de la medida de once sílabas de los versos. La rima podían hacerla como quisieran.
Han salido grandes sonetos, a pesar de las dificultades para componerlos. Los hemos reunido todos en un librito encuadernado y hemos recortado cada verso de cada soneto para que, al leerlos, puedan surgir cien mil millones de sonetos distintos.




2 comentarios:

  1. Berta,
    Eres una máquina. Hace un par de días descubrí tu blog que derrocha creatividad y pasión por tu trabajo. Vas camino de convertirte en la mejor discípula de César Bona. No pares, compañera.
    Fátima Moreno A.

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  2. ¡Fátima! Muchas gracias por tus palabras. La verdad es que disfruto mucho haciendo todo esto y creo que a mis alumnos también les gusta. ¡Lo de César Bona ya son palabras mayores! ¡Ojalá venga por nuestras tierras y podamos ir a escucharlo!

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